jueves, 16 de julio de 2009

El ascenso del nazismo


Para iniciar este trabajo comenzaré por decir en que consiste este informe. Primero que todo mi investigación se basa en conocer las causas y los acontecimientos que provocaron que el nazismo asumiera el mando de Alemania. Elegí este tema porque siempre me ha llamado la atención la II guerra mundial y para ser sincero me enamoré de este período cuando empecé a ver una serie hace ya varios años llamada Band Of Brothers, en el canal de televisión HBO. Con el tiempo comencé a leer sobre la guerra en general, el período nazi y las diversas campañas militares en Europa y África, pero nunca me había interesado en saber el porque o como los nazis habían llegado al poder de Alemania. Espero que este trabajo sirva para saber y entender como se produjo desde un principio dicho período histórico, que es tan recordado por la humanidad debido a su extrema violencia y la falta de tolerancia.


Para el año 1933 el Partido Nacional Socialista o en alemán el National SozIalistische ha llegado al mando de Alemania y han confiado en un personaje carismático para el futuro de la nación germana. Un nuevo futuro basándose en una serie de ideas como la superioridad racial, la fuerza militar y un gobierno autoritario, cautivaron a una sociedad cansada de la crisis económica y de la decadencia de los partidos políticos tradicionales. Los Nacional Socialistas llegaron al poder gracias al liderazgo y talento de un gran hombre, Adolfo Hitler. Su discurso se basaba en las duras condiciones que había quedado Alemania después de la I Guerra Mundial y la degradación impuesta por los vencedores en el Tratado de Versalles, la cual había dado la siguiente relación: la de las naciones vencedoras sometiendo a las naciones vencidas bajo fuertes condiciones.


Millones de alemanes se dejaron seducir por un discurso que los atraían y les prometía vientos de cambios y de grandeza. El surgimiento de una Gran Alemania, que incluso llegaría a durar mil años. Además este pueblo totalmente desmoralizado fue cautivado por la idea de que pertenecían a una superioridad racial y que incluso poseían un destino especial, pero la única realidad fue que fueron arrastrados hacia un sistema de terror, horror y destrucción nunca antes visto.


Los Nacional Socialistas llegaron al mando de Alemania gracias al gran liderazgo de un hombre único, Adolfo Hitler. El “Fhürer” nunca ganó una elección de tipo democrática, cosa que es poco sabida en general, éste fue nombrado canciller a través de un acuerdo político que desarrollaré más adelante y los días de los partidos políticos habían llegado a su fin y como resultado acabaría la inestable república de la postguerra. Él seria el representante de la voluntad nacional de toda una nación.


Adolfo Hitler afirmaba que los problemas de Alemania se debían a las condiciones injustas impuestas por los aliados tras la I Guerra Mundial y a la debilidad de los políticos de la corta República de Weimar, para afrontar los años posteriores de la I Guerra Mundial. En un discurso de Hitler de 1933 en el Palacio de Deportes de Berlín decía: “Durante 14 años los partidos de la decadencia gobernaron al pueblo alemán y lo humillaron. Durante 14 años lo desmoralizaron y lo disgregaron hasta destruirlo. No es, pues, presuntuoso presentarme hoy ante la Nación para solicitar: Pueblo alemán, concédenos cuatro años y te juro que nosotros, yo el primero, si fallamos, nos retiraremos de los puestos en la misma forma en que los hemos asumido. No me ha impulsado la ambición de beneficios materiales sino el amor a ti. Esta ha sido la decisión más grave de mi vida... No puedo renunciar a la fe en mi pueblo ni a la persuasión de que esta Nación se levantará otra vez. No puedo prescindir del amor hacia este pueblo y guardo la convicción inquebrantable de que llegará la hora en que los millones de seres que hoy nos maldicen, se unirán a nosotros y con nosotros saludarán a la nueva Nación Alemana creada por todos, y conquistada en una lucha ardua y amarga: el Nuevo Reich Alemán; un Reich en cuya grandeza son indivisibles el honor y el poder, la grandeza y la justicia” (Editorial Virtual, Denme cuatro años!).


Desde un comienzo los alemanes se sintieron atraídos por su promesa de crear una sociedad más sólida y unida, y se mostraron dispuestos a aprobar métodos radicales. Hitler acaparo todo el poder de forma inmediata y encerró a sus oponentes políticos en campos de concentración. El partido Nacional Socialista buscó apoyo en todos los ámbitos de la sociedad alemana, desde fábricas hasta los lugares más rurales de dicho país.


Hay que destacar que un buen gobierno, independiente de la época o de la tendencia ideológica, no puede sobrevivir sin una buena propaganda de sus obras o justificando sus incompetencias. Y una buena manera de justificar incompetencias y la crisis que ya se extendían por más de quince años era culpando al pueblo judío por los problemas económicos de Alemania. Además los nazis crearon un mito histórico para apoyar sus ideas, los alemanes de pura raza eran superiores por naturaleza a los judíos y también a otras razas inferiores que eran consideradas como “impuras”, ellos se consideraban descendiente de nobles caballeros y a los germanos se les dijeron que sus antepasados eran una raza avanzada y culta, “una antigua civilización”, algunos arqueólogos sin escrúpulos mostraban reliquias falsas para confirmar tales teorías totalmente descabelladas e incluso llegando a formar expediciones a zonas como: la India.


Para entender las causas de cómo Alemania llegó a ser lo que fue en dicho periodo y concebir como grupos extremistas llegaron al poder, hay que partir por entender que las raíces de éste nacionalismo se formaron en el Siglo XIX gracias a la unificación alemana y el sentimiento de una sola nación. A esto se le suma las disputas territoriales de Alemania con países como Francia sobre los territorios como Alsacia y Lorena, perdidos por los francesa desde la guerra Franco-Prusiana y la amenaza que sentían los Británicos de que su supremacía marítima se viera afectada por la expansión colonial alemana. Todo esto provocaba un aumento del patriotismo de esta joven nación que antiguamente se dividía en un sin número de Estados. Debido a esta rivalidad entre potencias (rivalidad tácita y no explicita), más el choque de influencias debido a los colonialismos de la época, se establecieron bloques en forma de alianzas internacionales para apoyarse mutuamente y hacer valer sus intereses de forma más segura, lo que traería como resultados solo más rivalidad y una escalada armamentista en Europa. Todo esto reventaría con el inicio de la I Guerra Mundial, en el año 1914, de la cual Alemania fue derrotada y humillada en 1918 (Enciclopedia Encarta, Alemania).


Entre los aliados de la Entente los objetivos de la guerra están claros: en 1914, los rusos desean remodelar el mapa de Europa para garantizar su seguridad y favorecer el paneslavismo. Sus objetivos tradicionales son la lucha contra el militarismo prusiano, reducción de la potencia naval alemana, destrucción del imperialismo germánico, etc. Por otro lado, Francia y el Reino Unido añaden en 1915-1916 principios relativos a la disgregación del Imperio Otomano: formación de un reino árabe. Sin embargo para ambos bandos, el desafió principal era convencer a Italia para que entrara en la guerra, finalmente Italia se alinea con la Entente de manera olímpica, ya que pertenecía a la alianza contraria y de esta manera los italianos podrían realizar sus objetivos nacionales: como obtener las tierras alejadas, controlar una parte de Dalmacia y participar en el reparto del Imperio Otomano. Reivindicaciones que la Triple Alianza no les podía dar a los italianos (Nousch. Pág. 83.).


Luego de finalizar la I Guerra Mundial, las potencias vencedoras establecieron en el Tratado de Versalles fuertes sanciones a Alemania, de las cuales, más encima quedan excluidas de las conversiones la recién establecida República de Weimar, tras la disolución del II Imperio Alemán. Alemania quedaba en una posición de deshonra absoluta en dicho tratado. Primero que todo, algunos de los puntos de este tratado establecían que la nación germánica debía suprimir el servicio militar obligatorio, reducir su Ejército a 100.000 hombres, desmilitarizar todos los territorios situados en la margen oriental del río Rin y los de la margen occidental en una franja de 50 kilómetros de ancho, dejar de importar, exportar y prácticamente producir material de guerra, limitar sus fuerzas navales a 36 buques de superficie (no se le permitió mantener submarinos), una dotación de personal naval de solo 15.000 hombres y quedándole prohibida la aviación militar. Alemania también aceptó que el ex Emperador Guillermo II fuera juzgado por un tribunal internacional bajo la acusación de haber cometido “un delito supremo contra la moralidad internacional”, pero el juicio nunca llegó a celebrarse (Enciclopedia Encarta, Tratado de Versalles). Debido a esto el gobierno de la joven República de Weimar estaba totalmente desacreditado y no era del total agrado dentro de la sociedad alemana.


Además de las perdidas económicas debido a la derrota militar, se le suman las perdidas territoriales de Alemania las cuales hacienden a 71.000 km2, lo cual equivalía al 13% de su territorio en Europa. El área de Alsacia y Lorena, y la región de Sarre quedo bajo administración de la Sociedad de Naciones (Encarta, República de Weimar). Sobre los territorios coloniales alemanes, estás fueron perdidas completamente, como territorios de Namibia en África, todos estos resentimientos serían parte del discurso Nacional Socialista liderados por Adolfo Hitler posteriormente.


Sobre el triunfo ideológico, las democracias pasan con éxito la I Guerra y salen victoriosas en 1918. No obstante este triunfo de la democracia no podría disimular las carencias y los peligros potenciales. La longitud de la conflagración y la necesidad de movilizar todas las energías modifican las reglas del juego democrático: a los regímenes más o menos liberales los suceden sistemas más autoritarios marcados por la concentración de los poderes en manos de un jefe político (Nousch. Pág 88). Por lo visto un sistema de gobierno algo normal a continuación de conflictos bélicos, como lo que sufrió Francia después de la Segunda Guerra Mundial y la creación de la V República al mando de Charles de Gaulle, con características basadas en una república fuertemente con atribuciones casi monárquicas. Esto mismo sucedió en Weimar con el establecimiento de gobiernos fuertemente presidencialita.


El orden internacional configurado con los tratados de paz y garantizado por la Sociedad de Naciones no aportaba en la estabilidad necesaria para la Europa de la postguerra. Las potencias derrotadas, en especial Alemania demostraban una clara voluntad revisionista, contraria al status quo fijado por la fuerza y en donde se expresaba la ley dura de los triunfadores, en el que en especial Francia donde sus gobiernos que van desde 1919 a 1924 llevan una política exterior centrada en el cumplimiento integro del Tratado de Versalles. Las exigencias de París actuaban sobre Alemania debían actuar tanto para debilitar el potencial germano como me mecanismo de financiación de la reconstrucción nacional francesa, ya que, el gobierno francés no estaba dispuesto a subir sus impuestos o pedir prestamos internacionales, sino mediante pagos alemanes (Pereira, 308).


En la recién nacida República de Weimar liderada en su mayoría por socialdemócratas, redactaron una constitución de tipo democrática para este nuevo Estado, pero esta nueva Nación humillada por las pautas establecidas por el tratado impuesto por los aliados de la Entente, se veía amenazada por una ferría oposición de militaristas conservadores, por lo general nostálgicos de la monarquía y revolucionarios de izquierda muy descontentos por la situación que vivía Alemania. En la Alemania de los años veinte, grupos reaccionarios que se sienten ligados a la monarquía, producen una serie de asesinatos de políticos burgueses, a los que los acusan de alta traición, pero las cosas cambian en algo al ser elegido Hindenburg como presidente de Alemania en 1925. Parece poner fin al experimento liberal por el que tanto había luchado Stresemann[1]. Hindenburg con su tendencia al poder personal y al apoyarse en fuerzas conservadoras, es un monárquico convertido por capricho de la historia en Presidente de la República (Fernández, pág 340.).


Sobre materia económica, desde 1922, Berlín había conseguido restablecer su capacidad industrial anterior a la de 1914. Pero en el año 1923 es ocupado el Ruhr por parte de Francia y Bélgica que era el corazón de la potencia industrial de Alemania. Ocupaban militarmente el territorio y procedían a controlar sus minas y fábricas (Pereira, 308). La intervención decisiva fue de las potencias anglosajonas, las cuales eran el Reino Unido y los Estados Unidos, de la cual temiendo el hundimiento de la joven República de Weimar e inquietos por el militarismo francés, los anglosajones convocaron a una comisión económica para analizar la recuperación financiera de Alemania y las implicaciones de las reparaciones (Pereira, 310). Entre los años 1924 y 1929 gracias al Plan Dawes[2] y las buenas políticas económicas del ministro alemán Gustav Stresemann consiguió darle estabilidad a la República de Weimar. En octubre de 1925 Stresemann firmó los Tratados de Locarno, en los que Alemania reconocía las nuevas fronteras occidentales establecidas en Versalles; los aliados retiraron sus fuerzas de ocupación y un año después Alemania fue elegida miembro de la Sociedad de Naciones, el cual era el organismo internacional creado para el mantenimiento de la paz mundial (Encarta, República de Weimar). Lo que buscará Stresemann era un acercamiento con Europa asumiendo todas las imposiciones y además su objetivo principal era una progresiva reducción a las reparaciones de guerra impuestas por los vencedores a Alemania, que eran prácticamente imposibles de saldar.


Ya hemos visto la realidad de Alemania inmediatamente después de la I Guerra Mundial y las condiciones de esta nación de postguerra, pero ¿Qué sucedía con Hitler? o ¿qué tanto influyó en el proceso de radicalización ideológica de Alemania?. Primero hablaré de Hitler, éste nace en 1889 en Braunau Am Inn en el Imperio Austriohúngaro muy cerca de la frontera con Baviera. Estudia y vive en Linz y luego se va a Viena en donde no es admitido en la academia de Bellas Artes de dicha ciudad. En la capital austriaca es donde desarrolla sus primeros acercamientos con la ideología nacionalista y antisemita de las cuales destacaba su desprecio a la socialdemocracia y su odio a total los judíos. Al estallar la I Guerra Mundial luchó en el frente occidental del cual es herido. En 1920 se publican los 25 puntos del Partido Obrero Alemán y es nombrado jefe de propaganda dicho partido. En septiembre de ese mismo año se unen con otros tres pequeños partidos y se funda el Partido Obrero Nacional Socialista Alemán o más conocido como partido nazi, de la cual Hitler es considerado su líder en julio de 1921. En el año 1923 es prohibido el partido político (Fernández, págs. 342-343). Esta es la primera parte de éste partido de características minoritarias en comparación a las coaliciones más poderosas, pero que con una serie de hechos para su fortuna le hicieron de apoco tomar fuerzas y como resultado ir aumentando de tamaño estrepitosamente, hasta llegar a ser el más votado años subsiguientes.


En noviembre de 1923, las políticas ya mencionadas de Stresemann, que eran el acercamiento hacia los vencedores, generó una radicalización de las tendencias extremistas. Como por ejemplo, en Munich se produce el putsch de la cervecería en la cual Hitler intenta formar una revolución en Baviera, pero esta fracasa y es llevado a juicio, en este encarcelamiento, Hitler escribe su obra más conocida Mein Kampf . El partido por su lado se acomoda y participa en elecciones parlamentarias. Hitler sale de prisión a fines de 1924. Para las elecciones presidenciales de 1925, el partido nazi presenta como candidato a Ludendorff quien es humillado en dichas elecciones y luego se une junto a otras fuerzas conservadoras y nacionalista a Hindenburg quien sería nombrado como presidente (Fernández, pág. 344).


Las elecciones del año 1928 para el Reichstag se produce un triunfo de los partidos de izquierda y partidos prorrepublicanos, sin embargo en la campaña contra el plan Young, en el que se revisaban las formas de pago de las reparaciones de guerra, Hitler consigue repudiar el plan y cualquier continuación de pago de las indemnizaciones, esto hace aumentar su prestigio personal y su popularidad. La crisis del año veintinueve va a contribuir al podio definitivo del nazismo; en 1928 el partido tenía 60.000 miembros, en 1932 casi un millón. En resumidas cuentas sin la gran crisis de 1929, que significo la confirmación de la ineficacia de los gobiernos burgueses y de la desautorización completa de la socialdemocracia. (Fernández, Pág 347.)


Tasa de paro en Alemania

Año

Porcentaje de la población activa

1929

13,1%

1930

22,2%

1931

33,7%

1932

43,7%

(Nousch.pág 184).


La crisis económica mundial de 1929 afectó duramente a Alemania. en marzo de 1930, se hizo cargo del gobierno el canciller Heinrich Brüning apoyado por los poderes extraordinarios de Hindenbug[3]. Brüning hizo disminuir el gasto público y firmó en la conferencia de Lausana un acuerdo que redujo considerablemente el pago alemán sobre las reparaciones de guerra. Sin embargo la política deflacionista del canciller fue muy impopular y se vio obligado a dimitir en mayo de 1932. Éste caos económico fue aprovechado tanto por el Partido Comunista Alemán como por el Partido Nacional Socialista Alemán liderado por Adolfo Hitler (Nousch, Marc. Pág 188).


Hitler aprovecha la debilidad del Estado de Weimar para formar un partido de masas, las clases medias afectadas por la deflación, el campesinado arruinado por la caída de los precios y muchos obreros victimas de la cesantía, se suman al eslogan “Alemania, despierta”, en 1930 convence a los electores, en donde su aliado más cercano es la multiplicación del paro. Tras obtener de septiembre de 1930, Hitler se apoya en el frente de Harzburg[4], que reagrupa a la oposición nacionalista (Nousch, Marc. Pág 188).


Las elecciones al Reichstag, celebradas en septiembre de 1930, convirtieron al partido nazi en la segunda fuerza política del país, y su popularidad aumentó a medida que empeoraba la situación económica a pesar de que Hitler perdió las elecciones presidenciales y fue derrotado por Hinderburg. Para los comicios de julio de 1932 los nazis obtuvieron la mayoría en el Reichstag y los políticos conservadores persuadieron a Hindenburg para que situara a Hitler al frente del gobierno, creyendo que podrían tenerle bajo control dentro de un gabinete de Coalición. Hindenburg nombró canciller a Hitler el 30 de enero de 1933 (Encarta, República de Weimar). Este nombramiento como canciller es verdaderamente insólito, ya que como vimos había sido su contrincante en las pasadas elecciones presidenciales, pero Hitler hábilmente disolvió el parlamento y convocó a elecciones.

Una semana antes de las elecciones, el incendio que destruyó el edificio del Reichstag el 28 de febrero de 1933 lo favoreció sus objetivos. Se culpó a los comunistas del desastre y los nazis emitieron dos decretos de emergencia en los que se otorgaban poderes casi ilimitados. Los diputados comunistas y socialistas fueron encarcelados y el Partido Comunista Alemán fue ilegalizado. Tras estos acontecimientos, los nazis y sus aliados nacionalistas obtuvieron la mayoría y no tuvieron ninguna dificultad en conseguir la aprobación parlamentaria de la Ley de Autorización, en marzo de 1933, que confirmaba sus poderes dictatoriales. Unos días después se estableció la unión de los estados con el Reich que ponía fin al sistema federal y en julio fueron ilegalizados todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista, que monopolizó todas las instituciones del Estado. El proceso de Gleichschaltung (‘coordinación por la fuerza’, o proceso de igualación de Alemania) ya había comenzado: la burocracia, el cuerpo de policía, los sistemas judicial y educativo, la radio y la prensa estaban bajo el control nazi; los que eran sospechosos de antinazismo eran eliminados. Los gobiernos de los länder (estados alemanes) fueron abolidos y reemplazados por 32 gaus o distritos, y los sindicatos quedaron incorporados al Frente Alemán del Trabajo. Cuando el Presidente de la República, el general Hindenburg, falleció el 2 de agosto de 1933, Hitler, ya canciller, asumió poderes presidenciales como jefe de Estado. Al mismo tiempo, el Ejército realizó un juramento de fidelidad personal a Hitler reconociéndole como Führer (‘conductor’) del pueblo alemán (Encarta, Tercer Reich).

La desilusión de la República de Weimar, expresa las contradicciones de un régimen que nunca consiguió afirmar su legitimidad, entendida como decía Max Weber la “sumisión a su dominio”. El régimen republicano muere también por no haber podido dar tiempo a los cambios que se suceden a un ritmo cada vez más rápido, de modo que la modernización se vuelve contra el propio régimen. Es un régimen con un sistema político en que el Presidente es un dictador republicano, que incluso en casos de crisis, éste puede suspender las libertades, saltar por encima del Parlamento sometiendo las leyes a referéndum popular disolver el Reichtag. Todos estos males se ven acentuados por el comportamientos de los partidos políticos, desconectados completamente de la evolución socioeconómica, desintegrados por el sistema proporcional, están obligados a entregarse a un juego de coaliciones. (Nousch, Marc. Pág 186).

Después de haber visto la etapa de la República de Weimar y su posterior caída, cabe destacar que a la humillación que se sometió Alemania en el Tratado de Versalles fue un motor fundamental en la radicalización de su política interna, se le suma la crisis económica de 1929 y el gran desprestigio de la sumisa República de Weimar a las potencias vencedoras, lo cual generaba dentro de la sociedad alemana un sentimiento de profundo rencor e impotencia debido a las excesivas reparaciones de guerra a la que fueron obligados a pagar y además de las importantes perdidas territoriales dentro de su territorio y fuera de su territorio (a nivel colonial), lo cual generó crisis profunda dentro de todo el País. A la vez, todo esto es aprovechado por un nuevo ideal de volver hacerse respetar el pueblo alemán en aras de un gran orador que decía lo que el pueblo alemán deseaba escuchar, bajo obviamente un tono populista.

Alemania ha dejado de ser un Estado constitucional y se ha convertido de un régimen totalitario, militarista, adoctrinado, racista y nace oficialmente el III Reich en la cual todos los alemanes quedan sometidos al poder de la esvástica y a una política de Estado que no acepta una opinión que no sea distinta a la del partido y en la cual la censura es un método común para la supresión de cualquier tipo de otro pensamiento. Citaré una palabras de una de las mentes más brillantes de la historia y su opinión sobre en ascenso del nazismo y la dictadura más sanguinaria de la historia, de la cual el tuvo que salir de Alemania y radicarse en Estados Unidos, su nombre era Albert Einstein:

“Mientras se me permita elegir, sólo viviré en un país en el que haya libertades políticas, tolerancia e igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. La libertad política implica la libertad de expresar las propias opiniones políticas verbalmente y por escrito; la tolerancia implica el respeto por todas y cada una de las creencias individuales. Estas condiciones no existen en Alemania, hoy. Quienes más han hecho por la causa de la comprensión internacional, entre quienes se encuentran muchos artistas, sufren, en ella, persecución. Todo organismo social puede desequilibrarse psicológicamente tal como ocurre con los individuos, en especial en tiempos difíciles. Las naciones, por lo común, sobreviven a esas enfermedades. Tenga la esperanza de que bien pronto la normalidad vuelva a imponerse en Alemania y de que en el futuro sus grandes hombres, como Kant y Goethe, no sean recordados de cuanto en cuanto, sino que los principios que ellos defendieron y enseñaron se tomen en cuenta en la vida pública y penetran en la conciencia general” (Fernández, pág. 340, citando al libro mis ideas y opiniones pág 183).

Como conclusión personal éste trabajo me sirvió para saber el porque los alemanes fueron poco a poco seduciéndose por esta ideología y como influyeron algunos hechos sucedidos desde el final de la I Guerra Mundial y los hechos que vinieron después de esta. Personalmente no sabía de la existencia de un Imperio Alemán o de la República de Weimar, o que habían socialdemócratas en dicho período. Yo pensaba que la socialdemocracia recién se había afirmado pasada la segunda guerra mundial en los países nórdicos o que el Hinderburg era solo ese dirigible que una vez explotó trágicamente en Estados Unidos y nunca especulé que había sido un presidente de Alemania y menos de un período tan cercano al Nacional Socialismo. Como puede ver el nivel de conocimiento aumento considerablemente y puedo hacerme una idea sobre lo que motivó el ascenso del nazismo y su falta de oposición política.

Bibliografía


Fernández, Antonio. (1988). Historia del Mundo Contemporáneo. Barcelona. Vicens-Vives.


Nousch, Marc. (1999). Historia del siglo XX: Todos los mundos, el mundo. Barcelona. Cátedra.


Pereira, Juan Carlos. (2001) Historia de las relaciones internacionales contemporáneas. Capitulo 15. España.


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“Paul Von Hindenburg”. Lunes 18 de mayo de 2009. Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Hindenburg#Rep.C3.BAblica_de_Weimarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Hindenburg#Rep.C3.BAblica_de_Weimar


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“Tratado de Versalles”. Lunes 18 de mayo de 2009. Enciclopedia Microsoft Encarta Online, http://es.encarta.msn.com/encyclopedia_761566689/Tratado_de_Versalles.html



[1] Gustav Stresemann. (1878-1929), político alemán, que fue el que dio mayor estabilidad al país en la época de entreguerras (1918-1939) así como respetabilidad ante la comunidad internacional.

Stresemann nació el 10 de mayo de 1878 en Berlín y estudió en las universidades de Berlín y Leipzig. Entró a formar parte del Reichstag (Parlamento), siendo el diputado más joven, en 1907, y durante la I Guerra Mundial defendió la política imperialista alemana. Tras la derrota y la disolución del II Reich (II Imperio) alemán, Stresemann aceptó la recién instaurada República de Weimar, pero se opuso firmemente al Tratado de Versalles. Como líder del Partido Popular alemán, que él fundó en 1918, se convirtió en canciller de un breve gabinete de coalición en 1923, poco después de la ocupación franco-belga del Ruhr. Abandonó inmediatamente la política de resistencia pasiva en esta zona, y como ministro de Asuntos Exteriores (1923-1929) dio una nueva orientación a las relaciones exteriores de Alemania, en coaliciones sucesivas. Convencido de la necesidad de la reconciliación de Alemania con la comunidad internacional, efectuó la evacuación del Ruhr en 1924, firmó los Tratados de Locarno en 1925 y al año siguiente logró la evacuación de parte de Renania y que Alemania fuera admitida en la Sociedad de Naciones. Por su labor compartió el Premio Nobel de la Paz de 1926 con el dirigente francés Aristide Briand. Firmó el Pacto Briand-Kellogg de renuncia a la guerra en 1928, y acababa de aceptar el Plan Young sobre el pago de indemnizaciones de guerra, cuando murió el 3 de octubre de 1929 en Berlín (Encarta, Gustav Stresemann).

[2] Plan Dawes: convenio establecido en 1924 para reducir las reparaciones impuestas a Alemania después de la I Guerra Mundial (1914-1918), derivadas del Tratado de Versalles. Una comisión internacional presidida por el banquero estadounidense Charles G. Dawes presentó un plan en el que se fijaban cantidades más razonables para las reparaciones y se facilitaban créditos en el extranjero, procedentes principalmente de Estados Unidos, para ayudar a Alemania a cumplir los plazos de sus pagos. El proyecto fue tajantemente rechazado por los políticos nacionalistas alemanes, que lo calificaron de esclavitud económica. No obstante, el ministro de Asuntos Exteriores, Gustav Stresemann, consiguió el voto favorable de las dos terceras partes de la cámara, el margen necesario para aprobar la propuesta, contando con el apoyo de los socialdemócratas y aprovechando las divergencias en el seno del principal partido nacionalista, el Partido Nacional del Pueblo Alemán. El 27 de agosto de 1924 el Parlamento alemán aprobó el Plan Dawes.

En este proyecto se proponía que las tropas francesas y belgas, que habían ocupado la región industrial alemana del Ruhr desde 1923 para asegurar el pago de las reparaciones, se retiraran en 1925. Los alemanes, por su parte, tenían que comprometerse a entregar parte de sus fondos, tales como los ingresos procedentes del sistema ferroviario estatal, para costear las indemnizaciones. El banco nacional de Alemania también debía someterse a controles externos. Este plan fue reemplazado en 1929 por el Plan Young, en el que se reducían las cantidades previstas para las reparaciones. (Encarta, Plan Dawes)

[3] Gobierno de Hindenburg en la República de Weimar: Los partidos de derechas presionaron a Hindenburg para que se presentara a la presidencia de la República de Weimar. A pesar de su convicción monárquica y de su escepticismo hacia la República, intentó ser fiel a la Constitución. En 1930, Hindenburg nombró canciller a Heinrich Brüning sin consultar al parlamento.

En abril de 1932, Hindenburg fue reelegido en las elecciones presidenciales, derrotando fácilmente a Adolf Hitler, su principal contendiente. Sin embargo, el partido nazi era el más votado en el Reichstag, ganando un alto porcentaje de los asientos, y su apoyo era indispensable para que el Canciller tuviese un gobierno

fuerte. En esta etapa de su vida, Hindenburg era propenso a ser manipulado y Franz von Papen logró convencerlo en designar Canciller a Hitler en enero de 1933. El ascenso de Hitler a la cancillería iniciaría el periodo del nazismo como ente político hegemónico.

Tras el incendio del edificio del Reichstag, Hindenburg firmó un decreto en el que se suspendían los derechos fundamentales de los judíos, dejando vía libre a la actuación arbitraria de los nacionalsocialistas. Finalmente, el 24 de marzo de 1933 se promulgó una ley que concentró todos los poderes del Estado en el Führer (Ermächtigungsgesetz), liquidando, de hecho, la República de Weimar y dando paso a la Alemania nazi. (Wikipedia, Paul von Hindenburg)

[4] El frente de Harzburg. Nacido de la oposición al plan Young, el 9 de julio de 1930, un Frente Nacional que reagrupa al Casco de Acero (Stahlhelm), organización antibolchevique y antipacifista formada en 1918, el NDSAP, la Liga Pangermanista de Class. Luego se les unirían oficiales en la reserva, industriales, banqueros. Todos estos apoyaban a Hitler y le ofrece a Hitler fondos indispensables para su propaganda. (Nousch, Marc. Pág 188)

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